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domingo, 22 de julio de 2012

LA VERDAD, ... MEJOR DISFRAZADA



Los discípulos de un Rabino, famoso por ser erudito y fino, le preguntaron por qué acostumbraba a esclarecer la Verdad contando una historia. 


Él respondió:


Todo esto puedo explicarlo contando una parábola sobre la propia Parábola... 




"Un día, la Verdad andaba visitando a los seres humanos sin ropa y sin adornos, tan desnuda como su nombre. Y todos que la veían, le daban la espalda por miedo o de vergüenza y nadie le daba la bienvenida. Así, la Verdad recorría los confines de la Tierra, despreciada y apartada...


  
Una tarde, muy desconsolada y triste, la Verdad encontró a la Parábola que paseaba alegremente, con una ropa muy bella y colorida. Le preguntó:


Verdad, ¿por qué estás tan abatida? 


Porque soy tan vieja y fea que los seres humanos me evitan, replicó la Verdad.




Qué disparate, – dijo la Parábola, riendo. - No es por eso por lo que los seres humanos te evitan... Toma, ponte una de mis ropas y fíjate lo que pasa.


Entonces, la Verdad se puso una de las lindas prendas de la Parábola y, de repente, en todos los lugares por donde pasaba, era Bienvenida" 




El rabino sonrió y concluyó: 


"A los seres humanos no les gusta encarar a la Verdad desnuda… Ellos, prefieren disfrazarla..."




“Es necesario desarrollar y vivir el Amor a la Verdad y al Conocimiento de un@ mism@ como una aspiración natural más allá del entorno cultural y religioso. El Amor a la Verdad parte de la legítima aspiración por desarrollar el propio discernimiento y comprensión del mundo y de un@ mism@” (Declaración de Principios en torno a una  Etica Universal)
Miryam SF
La Mujer Salvaje que Yo Soy, saluda a la Mujer Salvaje que Tú Eres

sábado, 14 de julio de 2012

EL LABERINTO Y EL HILO DE ARIADNA




En Creta reinaba el poderoso Rey Minos junto a su esposa Pasífae (Diosa de la Luna cuyo nombre significa "La que brilla para Todos"); Minos tuvo varios hijos, entre ellos Ariadna, Fedra y Glauco.


Vamos un momento hacia atrás en el tiempo para luego continuar.... Cuando Zeus abandonó a Europa, después de haber engendrado con Ella a Minos, Radamantis y Sarpedón, en Creta, Ella se casó con Asterio, rey de la isla.

Como este matrimonio no tuvo hijos, el rey adoptó a los hijos de su Mujer
nombrándolos sus Herederos.
Los hermanos cuando llegaron a la edad viril, se pelearon entre ellos...

Cuando el rey murió, Minos reclama el trono de Creta y, para probar su
derecho a reinar, se jactó de que los Dioses responderían a cualquier ruego que les hiciera...

Primeramente, dedicó un Altar a Poseidón, hizo todos los preparativos para
un sacrificio y, luego, rogó que saliese del Mar un Toro como ofrenda...

Inmediatamente, un Toro de un blanco deslumbrante llegó nadando a la costa, pero Minos quedó tan impresionado por su belleza que lo envió con sus ganados y sacrificó a otro en su lugar. 

El derecho de Minos al trono fue aceptado por todos los cretenses pero...
Poseidón, enfurecido por haber roto Minos la promesa que le había hecho de sacrificar al Toro Blanco, se vengó...

El Dios, enfurecido, hizo que Pasífae se enamorara del Toro Blanco...

Para poder dar rienda a ese Amor, Pasífae pidió ayuda a Dédalo, un genial inventor que acababa de llegar a Creta desde Atenas huyendo de un horrible crimen.  Ella pidió que le construyera una vaca de madera, donde ella pudiera meterse para poder aparearse con el Toro.

domingo, 20 de mayo de 2012

EN UN PLATITO




Nina era una Mujer bajita, regordeta, un poco feucha... No tenía carrera ni casa propia, su coche era bastante viejo y vivía en un barrio mediocre atestado de gente mediocre.


Hasta ahora, había basado su vida en parecerse a los demás. Así que, por supuesto, no le gustaba su cuerpo porque no tenía las medidas perfectas, y si alguna vez reunía ánimos para ir de compras con alguna amiga, volvía a casa deprimida porque “nada le sentaba bien”. Decía cosas como:

jueves, 19 de abril de 2012

EL CUENTO DE LAS ARENAS

Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado todos los otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas. 



Estaba convencido, no obstante, de que su destino era cruzar este desierto y sin embargo, no había manera. Entonces una recóndita voz, que venía desde el desierto mismo le susurró:


"El Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río"